Laura Climent. "Sebastopol. Iglesia de San Vladimir" (Tinta y acuarela).
No cesan las reuniones entre los principales líderes mundiales a fin de evitar una guerra en Ucrania, de imprevisibles y gravísimas consecuencias, la cual parece ser que se iniciaría en Crimea.
La Catedral de San Vladimir, situada en Sebastopol, ciudad donde se asienta gran parte de la flota rusa, fue iniciada en 1825 y fue cementerio de los marinos rusos muertos en combate en la Guerra de Crimea, allá por el 1862.
En principio se debía edificar sobre las ruinas del asentamiento griego de Quersoneso, nombre que los griegos daban en la antigüedad a los territorios en forma de península y lugar donde fue bautizado Vladimiro I de Kiev, pero debido a los pocos templos ortodoxos existentes en Sebastopol se concedió el permiso para construir la iglesia en un lugar elevado de dicha ciudad, visible en la distancia.
Durante la II Guerra Mundial se profanaron las sepulturas y el templo sufrió graves desperfectos, restaurándose posteriormente con los mejores materiales y siendo decorado por renombrados artistas, honrando así los pocos restos que quedan de los héroes ahora enterrados en su cripta.
Este es solo un episodio de las consecuencias a que nos llevan las guerras.
En la actualidad tendría consecuencias mucho más graves a nivel económico, diplomático y humano.
Confiamos en un buen entendimiento aunque alguien tenga que renunciar a intereses.
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