domingo, 30 de marzo de 2014

LLEVANTADA

Laura Climent. "Día lluvioso" (Acuarela).

Hoy es el día de cambio horario.
Me gusta hablar del cambio de hora en marzo, porque tengo la sensación de que la primavera entra el día en que el reloj nos dice que es tarde, pero la luz del atardecer demuestra lo contrario.
Es como si ese día se iniciara la estación cálida y luminosa.

Pero, no! Hoy la meteorología ha querido lo contrario. Un cielo gris y brumoso que llega hasta la ventana nos impide ver más allá de unos metros y además  la lluvia, persistente y cantarina, confiere a todo un aspecto invernal y frío.

La lluvia, bendita lluvia! Hoy sí, se puede olvidar la luz primaveral a cambio de este gran bien que es el agua. Tal vez en algunas zonas ha caído generosamente, pero para la mayoría de campos y ciudades es la ansiada riqueza, que nutre la vegetación y limpia el ambiente.
Hoy, además del cambio de hora, el viento de levante nos hace este regalo: lo que en el este de la península se denomina una "llevantada".

jueves, 27 de marzo de 2014

ENTRE DOS AGUAS

Laura Climent. "Budapest. Bastión de los Pescadores". (Tinta y acuarela).

En un momento delicado para Ucrania, los países limítrofes, como Polonia y Hungría, piden a los responsables de este país vecino que cesen en sus hostilidades ya que están perjudicando gravemente sus intereses comerciales.
Hungría, por ejemplo, no ve posible entrar en la UE si no consigue mejorar su economía.
Sin entrar en el conflicto, este país se ve obligado a firmar acuerdos con otras potencias ante la dificultad de valerse por si sola para defender sus intereses. Véase nota de prensa:

" La OTAN construye un radar de defensa antiaérea en el sur de Hungría".

Está claro que solamente se nos muestran las noticias según las conveniencias.

martes, 4 de marzo de 2014

EVITANDO EL DESASTRE

Laura Climent. "Sebastopol. Iglesia de San Vladimir" (Tinta y acuarela).

No cesan las reuniones entre los principales líderes mundiales a fin de evitar una guerra en Ucrania, de imprevisibles y gravísimas consecuencias, la cual parece ser que se iniciaría en Crimea.

La Catedral de San Vladimir, situada en Sebastopol, ciudad donde se asienta gran parte de la flota rusa, fue iniciada en 1825 y fue cementerio de los marinos rusos muertos en combate en la Guerra de Crimea, allá por el 1862.
En principio se debía edificar sobre las ruinas del asentamiento griego de Quersoneso, nombre que los griegos daban en la antigüedad a los territorios en forma de península y lugar donde fue bautizado Vladimiro I de Kiev, pero debido a los pocos templos ortodoxos existentes en Sebastopol se concedió el permiso para construir la iglesia en un lugar elevado de dicha ciudad, visible en la distancia.
Durante la II Guerra Mundial se profanaron las sepulturas y el templo sufrió graves desperfectos, restaurándose posteriormente con los mejores materiales  y siendo decorado por renombrados artistas, honrando así los pocos restos que quedan de los héroes ahora enterrados en su cripta.

Este es solo un episodio de las consecuencias a que nos llevan las guerras.
En la actualidad tendría consecuencias mucho más graves a nivel económico, diplomático y humano.
Confiamos en un buen entendimiento aunque alguien tenga que renunciar a intereses.