Laura Climent. "Ruinas de Leptis Magna". (Tinta y acuarela)
La gran riqueza de Libia, aparte del petróleo, es la abundancia de agua potable, vital en pleno desierto y de la cual se dice proceden algunos de los últimos conflictos.
Trípoli, la antigua Leptis Magna de los romanos, se nutre de las aguas de un gran río subterráneo (The Great Man-Made River), creado por la mano del hombre. Un proyecto puesto en marcha ya en la década de los noventa.
El agua fósil, de unos 40.000 años, existente antes de la última glaciación, es trasladada desde Nubia y de los 1.300 pozos abiertos a través del desierto, algunos a más de 600 metros de profundidad, a las principales ciudades del pais. La vida útil de este proyecto se prevé para unos 50 años, pero dado que nadie sabe la cantidad de agua existente, su explotación es efímera, al igual que las reservas de petróleo.
Las obras se financian con las ganancias obtenidas del consabido combustible y su coste aproximado es de 20.000 millones de dólares
Una vez más se pone de manifiesto cual es la verdadera riqueza por la que tendremos que luchar en el futuro.
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