En 1889 se estableció en Madrid, donde se hizo construir la casa-estudio que hoy día es el Museo que lleva su nombre y donde se expone gran parte de su obra.
La visita al mismo es un delicioso paseo entre los recuerdos de los que se rodeó el artista, desde sus propios trabajos, colecciones de cerámica, fotografías dedicadas de los Reyes, hasta un recorrido por el jardín que, al igual que la casa, diseñó él mismo. Nada que ver con los agotadores museos de interminables salas.
Evidentemente, las pinturas que son el principal motivo de la visita, constituyen una vastísima colección de la que cualquier persona, entendido o no, saldrá gratamente impresionado.
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