domingo, 10 de agosto de 2008

GROTTA AZZURRA

La escarpada costa de la isla de Capri da lugar a numerosas cuevas y oquedades que forman paisajes de belleza inusitada.
En la costa septentrional se halla la famosa Gruta Azul. Visitarla es una experiencia inolvidable.
En la antigüedad Octaviano, fascinado por la belleza de la isla la compró a Nápoles, pero fué Tiberio quien hizo de la Gruta su baño privado y la dedicó a las divinidades marinas.
Hay diversas versiones sobre el origen del azul deslumbrante de sus aguas, pero parecen debidas a la luz que se filtra por otras cuevas sumergidas a mucha mas profundidad y a la piedra caliza que las rodea, cubierta de estalactitas.
Existen algunas leyendas sobre cementerios romanos enterrados y cómo los pescadores miraban de evitarla por el temor a encontrar dentro el fantasma de Tiberio. Lo cierto es que después del Imperio romano la cueva cayó en el olvido, hasta que un pescador local la mostro a un escritor alemán a principios del siglo XIX y a partir de entonces entró a formar parte del compendio de maravillas de la Naturaleza.

Se accede a la Gruta por una abertura de 1 metro de alto, sentado o tumbado (según las condiciones de la mar) en el suelo de una pequeña embarcación para 3 ó 4 personas, que un barquero introduce afianzándose en una cadena. En los dias de temporal o mar picada, no se puede visitar por el peligro que comporta la pequeñez del acceso.
En su interior los barqueros cantan canciones napolitanas que resuenan en el intrincado laberinto de piedras.

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