Laura Climent. "Acequia en Gallecs". (Acuarela).
Ayer vi por televisión un reportaje que me dejó desconcertada. En el se hablaba de como España vende su agua. En este caso era una familia de Alicante a un príncipe árabe.
Posiblemente muchos ya están al corriente. Pero yo, que reconozco ser una ignorante en estos temas, me enteré por este medio de que ésta es una práctica bastante extendida por toda España:
Manantiales de agua potable, con capacidad para abastecer a muchas personas durante toda la vida, son puestos en manos extranjeras, principalmente a dignatarios árabes que carecen de ella, por grandes cantidades de dinero.
En Oriente, parte de las guerras son por territorios con petróleo, o con agua, más valiosa que el petróleo, no por tierras estériles.
España no es un país sobrado de agua. Incluso hay disputas internas por repartirla. Los cultivos necesitan gran parte de ella, el ecosistema, el consumo familiar,... etc.
Claro, lo que se vende son manantiales en fincas privadas y pueden hacer lo que quieran con ella.
Bueno y con el dinero si es suyo, también. Y es menos valioso que el agua.
Y me pregunto ¿por qué llevarse el dinero al extranjero está mal visto y el agua no? Esta es una auténtica evasión de capital: el más preciado.
La cuestión es desmantelar país a costa de lo que sea. ¡Con todo! ¡Mientras uno vaya bien!
¡Así estamos. De mal en peor!
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