Amapola,...lindísima Amapola... reza la canción. Y es que una sola amapola al márgen de un camino ya llama la atención. Pero todo un campo de amapolas atrae irremisiblemente la mirada incitando a pintarlo, fotografiarlo o simplemente dedicarle unos minutos de admiración.
En esta época pueden verse ingentes manchas de color en los campos de cultivo. Parece ser que es una planta que no comen los rebaños. Aunque no es tóxica como su prima la adormidera, si tiene propiedades sedantes, por eso en la antigüedad se la asociaba con la adivinación de sueños.
Este campo de amapolas al pié de Sant Llorenç, corresponde a otra temporada que fué altamente espectacular y cada día tenía numerosos visitantes. Yo, nauralmente, tampoco quise dejarmelo perder.
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