El paseo por la ciudad en estas fechas nos lleva en una única dirección: el comercio y los grandes almacenes.
Las compras nos han borrado la visión de la naturaleza. Los ojos buscan incesantemente escaparates que nos muestren el regalo ideal, el bodegón que llevaremos a la mesa navideña, el decorado novedoso con el que sorprender a los amigos o la moda que habrá que lucir en las salidas nocturnas.
¡Qué descanso cuando volvamos a contemplar el cielo, el parque o el paisaje sin tener que gastar nada por ello!
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