Laura Climent, "Reloj astronómico de Praga". (Tinta y aguada)
En septiembre iniciamos una nueva temporada de proyectos. Llegamos al final de verano y parece que con este cambio afluyen las ideas que ya estaban latentes en la mente de algunos.
¡Hay que lanzar a los cuatro vientos los nuevos proyectos! Es el momento.
Un horario único para Europa, que sería el de verano, simplificaría mucho las cosas: traslados, reuniones, burocracia, continuidad del ritmo biológico, etc.
Me gusta la idea.
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