Aunque uno no sea muy verbenero, la Feria de Abril de Sevilla, si te pilla en la ciudad, es dificil de esquivar.
Te arrastra en su ambiente y hace que de una forma u otra participe todo el mundo. Mayores y pequeños se ven invitados a llevar su flor, su pañuelo, su abanico, sus pendientes o pulseras... A tomarse sus tapitas en alguna caseta y a disfrutar viendo el baile de las flamencas al compás de las alegres sevillanas.
Una música que, bien dosificada, no hay mortal que se resista a dedicarle un rato de admiración.
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