Descubrir Peñíscola hasta en sus más recónditos espacios, es una actividad que requiere olvidar un poco la visión lejana del peñón, enormemente sugestiva pero repetidamente representada, y mirar hacia su interior con ojos nuevos, recreándose en cada portal, cada balcón, cada escalera, cada terraza...
Desde cada ángulo se vislumbra una línea del cielo diferente y desde una u otra callejuela la luz tiene diferente esplendor . ![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgAVYK3GKpq5W78pP3DGUWFqJ_WYUvfyLzHfoQG_KsJOnb5GS1bJN1ZcUrFKHMggRNpr7pptFzFYNPQCpKyNtJ5UWiA5uPgKZbEa8JxD9WT7XF1YQKBCg8VoCojLlt0KiRYBK7Z/s200/PA260005.JPG)
Cada una tiene su personalidad, sus flores, sus portones antiguos y variados. Hay un gran repertorio de colores destacando contra el blanco de las casas. Cambia también la perspectiva: ahora miras un bar desde arriba, una escalinata desde abajo y siempre el omnipresente mar asomando entre los muros.
¡Nunca acaba uno de maravillarse!
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