La FAO nos recuerda hoy, que hay 850 millones de personas hambrientas en el mundo.
Su director Jacques Diouf se pregunta "cómo pueden acostarse tantas personas con el estómago vacío, habiendo alimentos suficientes para todos ".
Evidentemente hay una desigualdad , que los gobiernos pueden y deben corregir. De poco servirá que el pueblo llano intente poner remedio con donativos o sacrificio, si los líderes mundiales no tienen voluntad de darle solución.
Según las palabras de Benedicto XVI, la alimentación es un "derecho universal". Tendremos que recordarselo machaconamente a los poderosos que despilfarran en lujos, armamento, y ostentación de supremacía.
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